Kendra: entre familia, orden y fe

November 18, 2025 No Comments 3 Min Read

¿Has conocido alguna vez a alguien que transmite paz y energía al mismo tiempo? Así es Kendra.

En este segundo episodio de Historias con Acento tuve la oportunidad de conversar con esta mujer dominicana que lleva once años viviendo en Suiza, asentada en el cantón de Berna, y desde el primer minuto sentí que estaba hablando con una amiga de toda la vida. Kendra nos abrió la puerta a su historia migratoria, a sus desafíos, a su fe y a ese encanto caribeño que sigue intacto a pesar de la distancia.

Me contó cómo fueron sus primeros pasos en el país, los choques culturales inevitables. Aquí hablamos de todo, incluso de esos momentos que parecen pequeños, pero que revelan mundos enteros: como cuando su esposo suizo abría la ventana cada mañana para airear la casa. Ella, al principio, pensaba que lo hacía para molestarla; no entendía que ventilar era parte de la cultura, casi una ley no escrita del hogar suizo. Esa sensación de “¿por qué hace esto?” se transformó, con el tiempo, en una valiosa lección: la comunicación es una herramienta poderosa. Hablar de cómo se sentía, expresar sus emociones sin miedo, la ayudó a comprender que muchas veces el choque cultural no es personal, solo diferente. Y poco a poco, fue aceptando esas diferencias sin perder lo que la hace única.

Conversación amena llena de anécdotas

Hablamos también de la maternidad lejos de casa, de lo difícil que es criar sin abuelos ni tíos, sin esa red de apoyo que en nuestros países es casi automática. Ella compartió, con una sinceridad preciosa, los días difíciles, las dudas que acompañan a cualquier madre, y cómo ha logrado equilibrar la crianza suiza —más independiente, más autónoma— con el calor y la cercanía que trae de su propia cultura. Porque lo más hermoso de Kendra es que aprendió a adaptarse, sí, pero nunca perdió su esencia: esa expresividad dominicana que ilumina cualquier habitación, ese carisma espontáneo que hace que una conversación con ella se sienta como un abrazo cálido.

Uno de los momentos más especiales fue hablar de su fe cristiana. Kendra compartió cómo esta ha sido su ancla en momentos de soledad, incertidumbre o adaptación; cómo la vive en un país tan secular como Suiza; y cómo transmite sus valores a sus hijos con amor, paciencia y coherencia. Escucharla fue un recordatorio suave pero poderoso de que la identidad también se sostiene desde dentro.

Al cerrar la conversación, me quedé con una idea muy clara: migrar no es solo mudarse, es reconstruirse. Es aprender a comunicar, a adaptarse, a respetar diferencias sin perder esencia. Es criar en un país nuevo, crear comunidad desde cero y encontrar propósito incluso en los días de más dudas. Kendra lo hace con gracia, con orden y con una fe luminosa. Al final del post te dejo el enlace al episodio, por si quieres escucharlo.

Kendra, si lees esto, solo puedo darte las gracias por tu sinceridad, tu carisma y esa fe tan dulce que te sostiene. Conversar contigo fue como abrir una ventana y dejar entrar aire fresco.

Bis bald!

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